Mes: octubre 2016
El robo nocturno
La ventana se abrió con un leve crujido, lentamente. Una suave brisa entró trayendo consigo algunas hojas y un par de panaderos. La luna iluminaba el lago con su boca sin dientes y los sonidos intranquilos del bosque se mezclaban con el movimiento insistente del agua avanzando sobre la orilla pedregosa… Leer el resto de esta entrada »
Visitante de sueños
Todas las noches él se prepara cuidadosamente. Tiene un traje especial y unos zapatos muy silenciosos. Abre su placard y saca el traje, es de un material muy blando que al ponérselo lo transforma lentamente en un hacedor de sueños. Lo único que no se desintegra son sus zapatos, ya que son los que le permiten llegar hasta el lugar donde tiene que actuar.
Entra en acción pasada la medianoche, cuando el silencio se hace espeso, tibio y calmo. Tiene todo un repertorio de situaciones que despliega con la pericia de un director de cine. Imagen, color, sonido. Cuando las ondas alfa comienzan cruzar el umbral del cuerpo es su momento. Sube al canal de ondas y se desliza con sus zapatos por ellas como si fuera por una carretera para skaters. Leer el resto de esta entrada »
El orbe
Yo tenía claro lo que era un orbe. Mi definición era la tradicional: una esfera, algo así como la representación de un mundo, un planeta.
Pero entonces llegó la foto y con ella una revelación.
Habíamos estado haciendo el amor. Nos encontrábamos charlando con la pasión en reposo y enroscados en un abrazo tierno y lleno de paz. Leer el resto de esta entrada »
El vigésimo primer estante
En el vigésimo primer estante, en la columna de las letras AC, reposa un pensamiento. No es cualquier pensamiento, tampoco se trata de la flor homónima, es un pensamiento real que se incorporó a la biblioteca tras la muerte de Adela. Leer el resto de esta entrada »
La isla vengadora – Concursante en Relatos Compulsivos
Dicen que las almas de los que mueren en el mar permanecen por siempre en él… Leer el resto de esta entrada »
Mil maneras de morir – Escrito para el concurso de El Círculo de Escritores
Se levantó, con la pesadez de un cuerpo sin vida. Miró hacia abajo. Allí yacía su cuerpo sin aliento ni color. En el mundo de las ánimas lo que ya no tiene vida se ve de un color ambarino y se huele a rosas mustias. Pero ese cuerpo no había logrado llegar a ese estado. Leer el resto de esta entrada »
Por una paloma
Y la primavera se convirtió en algo que sucedía en un adentro de chocolate compartido.
Nos cruzamos en una plaza. Él corría como un loco detrás de una paloma que le había ensuciado el traje. Yo trepaba a un árbol tratando de alcanzar una hoja para usar de señalador. Casi nos caemos uno encima del otro cuando yo bajaba de espaldas del árbol. Y con miles de disculpas llegamos a vernos a los ojos y no pudimos aguantar la risa.
Ese fue el comienzo. Luego vino su gesto de alcanzarme la deseada hoja. Y yo no pude evitar sacar un pañuelito de papel para limpiar su saco. La paloma miraba consternada. Parece que le había gustado el juego de persecución. Me preguntó qué leía y le dije que poemas. Me pidió que le leyera el que quería señalar y con un poco de timidez atendí su pedido. Le leí un poema de Neruda que me hizo sonrojar:
“Pequeña
rosa,
rosa pequeña,
a veces,
diminuta y desnuda,
parece
que en una mano mía
cabes,
que así voy a cerrarte
y a llevarte a mi boca,
pero de pronto
mis pies tocan tus pies y mi boca tus labios,
has crecido,
…” Leer el resto de esta entrada »
isladelosvientos 