Mes: marzo 2016
El planeta Marte
Miró el reloj en su muñeca. No era la hora que se suponía. Luego miró el GPS. Marcaba un lugar que no era el que debía ser.
Sacudió la cabeza y se refregó los ojos. Sería que estaba soñando… Lo último que recordaba era que había llegado a su casa, en la Avenida San Juan, y después de un largo rodeo por la manifestación en contra de los parquímetros, había llegado a la puerta del edificio, subido las escaleras, porque el ascensor estaba trabado en algún piso y entrado a su departamento. Leer el resto de esta entrada »
El reflejo
Abriste la ventana. La claridad de un reflejo se introdujo en la alcoba. Se escuchaban sonidos lejanos. Un rumor de campo bajo una enorme luna. Y el fresco que se hizo calofrío, dejando que la piel se estremeciera con premonición de verano.
Pequeñas luces titilando en el pasto, espejo de un cielo de laguna y grillos. Tus brazos me rodearon, tu aura de sueños me envolvió hasta sentir perfumados los ojos y las manos.
Nos amamos lentamente. Nos brindamos en una marea de gustos y sentidos. Y allá afuera, ese reflejo que se colaba fue dibujando contornos imposibles.
Los grillos durmieron tarde esa noche. La laguna exhalaba en burbujas su respiración entrecortada.
Y con la modorra del cielo, la viajera nocturna se fue acurrucando en el horizonte, para descansar sus ojos de miel y sus pies de azúcar.
Meg
18-03-16
Big Bang
Casi como un recuerdo
casi como el instante en que
algo que creíamos olvidado vuelve a la memoria
la semilla-corazón comenzó a latir
Sístole y diástole
serían sus respiros milenarios Leer el resto de esta entrada »
El pueblo en la botella
Era un pueblo de gran belleza hasta que un horrible mago lo enfrascó en una botella y lo arrojó al mar.
Desde el mismo momento en que estuvo encerrado, todo el mundo comenzó a sufrir el mismo mal.
Un día cualquiera, por muy hermoso que se viera a través del vidrio, resultaba un horno. El sol del mediodía, dando de pleno sobre la botella, hacía que la gente soportara temperaturas que evaporaban las aguas y producían lluvias artificiales. Eso, se sumaba a las náuseas y los ruidos cavernosos que sabe hacer el estómago cuando está vacío. Todos andaban de mal humor y se peleaban entre ellos. No toleraban el más mínimo roce, ni el más leve sonido. El rugido del agua, allá afuera, mantenía al pueblo acompañado por un run run que completaba el panorama de molestias. Y lo peor era que nadie tenía idea de cómo salir de la maldición del mago. Leer el resto de esta entrada »