Mes: septiembre 2018
El traductor de sueños
Hay personas que tienen habilidades especiales. Algunas adivinan el futuro, otras adivinan el pasado, otras más leen el aura de alguien con solo verlo. Él tenía el poder de traducir los sueños, pero no siempre es conveniente dejarse guiar por eso. Leer el resto de esta entrada »
Yéndose por las ramas…
Florinda Rama es una persona muy peculiar. La conocí una tarde en una reunión de amigos y de inmediato presencié su característica más personal. No había pregunta que respondiera directamente. Simplemente se dejaba llevar por los meandros de su mente y quizás de su imaginación y se iba por las ramas dejando la pregunta en un limbo de interrogantes sin respuesta. Leer el resto de esta entrada »
Retratos – La vecina enamorada
Ella tiene novio desde hace algunos años. Es joven, quizás la más joven de la pensión. Tiene una simpatía que emana de sus sueños y es a prueba de malos humores. Se gana a las pensionistas con un buenos días acompañado por una torta frita que prepara temprano para acompañar el mate. Leer el resto de esta entrada »
La rosa
Pido perdón… fue culpa de la lluvia y un libro que se cruzó en mi camino…
Y la rosa es rosa porque la veo, la siento, la huelo.
Antes de eso era, solamente.
Y en mí había quizás una intuición de rosa, la esperanza de rosa.
Era un debe haber una rosa.
Porque si no existiera, no se explicaría que hubiera necesidad de ella.
Y la rosa será rosa en tanto no me muestre sus espinas.
Desde ese momento será la rosa que lastima o se defiende.
Ya no será más la rosa que solía ser.
Pero la rosa que es para mí será mi decisión de abandonar lo que no me acerca a ella.
Porque la necesito, porque la quiero, porque la creo.
Y aunque me digan que no es, aunque me digan que dejó de ser
que ya no es la rosa, ahora es la flor que tiene propiedades curativas para el alma,
será mi decisión aceptar que la rosa ha “cambiado”.
Será mi decisión aprehender su lado oculto hacia mí hasta ese momento, que se ha revelado a otro de mirada diferente.
Oh, ¡si pudiera ser atravesada por infinitas sensaciones!
en una sucesión de causas y consecuencias, azares y adaptaciones,
conocería a “la rosa” y al “todo” al mismo tiempo. Conocería lo inmutable, el perpetuo movimiento.
Pero en mi imperfección, solo he conocido la imperfección de “mi rosa”
y de esa imperfección nace a cada momento la sorpresa.
Muchos coincidirán en que su perfume es único.
No he visto a nadie detenerse a oler cada flor del camino, mucho menos cada flor del universo.
Sin embargo mi fe en ella la hace única.
Y si ella ha de cambiar, he de hacerlo yo también.
Intuyo que he de abandonar mis egoísmos, mi ilusión de ser dueña de su rosedad
para que la rosa se vaya mostrando, poco a poco, tal cual es.
Pero no he de verlo yo, quizás. O sí.
Tal vez llegue a dudar de ella algún día.
Tal vez descubra que no es una rosa, tal vez descubra que “rosa” no es la mejor forma de nombrarla. O tal vez me aferre a la idea de “esa rosa” y la siga cultivando en mi interior, mientras que ella pasa a ser nombrada “dalia” por otros.
En tanto yo sigo pensando en ella, algunos me dicen que ya no existe, que ha evolucionado o se ha adaptado.
¡Qué le voy a hacer! Que lo demuestren.
Y si cayera en la tentación de negarla por gozar del beneplácito de otros… eso no le restaría existencia. ¿O acaso se puede negar algo que no se ha afirmado primero?
Por ahora es la rosa quien tiene la verdad y los ilusos serán los que pretendan darle un nombre eterno.
Yo solo soy una de las que la vio, la olió, la tocó, la previó.
Yo solo soy una soñadora dotada de reglas aprendidas de sucesiones de partes de universo que diferencian rosas de no rosas, rosas que lastiman de rosas que no lastiman, rosas que despiertan cuando sale el sol de rosas que se duermen cuando no está el sol, rosas que me ofrecen su mejor perfume cuando cae el rocío de rosas que han perdido su perfume cuando no les llega el agua. Hasta que empiezo a dudar si es que se despierta cuando sale el sol o cuando se esconde la luna…
¿Y si fuera el sol, su andar, su estar o no estar, el culpable de que yo piense en la rosa?
¿Qué me hace distinta del cordero, de la hormiga, de la abeja?
¿Que el azar me diera diez dedos para contar y representar?
Una, dos, tres rosas.
¿Tener una gran memoria?
Había una vez una rosa…
“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba sin orden y vacía y las tinieblas cubrían la superficie del abismo y el Espíritu de Dios se movía sobre la superficie de las aguas. Entonces dijo Dios: Sea la luz. Y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas.…” (Génesis)
¡Creencia, intuición de la ciencia…!
Una intuición que no podía sino simplificar las cosas a su máxima expresión.
Nos pasamos buscando causas, nos obsesiona la causa y el efecto para tener poder sobre la rosa.
Pero buscamos una causa única…
¿Y si no hubiera un solo porqué sino un montón de porqués?
La rosa es bajo el cielo, sobre la tierra, con aire, con algo de humedad, de día o de noche, con sol o con lluvia, con abejas y mariposas, bajo una brisa o un viento, en un clima templado o cálido, con algunas hormigas, con una flor silvestre que aprendió a sobrevivir a los corderos…
Nuestro concepto de rosa es tan limitado… “flor del rosal, notable por su belleza, la suavidad de su fragancia y su color”. “El género rosa está compuesto por un grupo de arbustos espinosos y floridos representantes principales de la familia de las rosáceas”. Tienen tallos semileñosos, formaciones epidérmicas llamadas espinas, de hojas perennes o caducas, etc. etc. etc.
Pero qué es la rosa, por qué o para qué, ¿ella lo sabe? ¿lo sabremos nosotros? ¿nos alcanzará la especie para ello?
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Retratos – La vendedora de artesanías
Ella tiene la piecita más chiquita de la pensión. Tiene una ventana de medio metro de ancho que da al patio, desde donde puede ver el verdor de las plantas colgantes que algunas vecinas se ocupan de mantener. Si te la cruzas en el patio siempre está sonriente. La vida sonríe a los que saben vivir. Y ella parece saber el cómo… porque nunca se queja, nunca protesta, nunca pone mala cara. Leer el resto de esta entrada »