25 años
25 años – Extracto
Llegado el final de una obra extensa, es lógico y necesario tomarse un tiempo para descansar. Tal vez unos días, tal vez un poco más. La cuestión es que hacerla significó un esfuerzo y el cuerpo lo siente. Sé que hubo gente que disfrutó leyendo. Invito a quienes quieran hacerlo que me dejen sus comentarios. Una obra no está completa sin un lector.
Muchas gracias por tomarse un rato para pasar por aquí y ojalá sea un rato para pensar y disfrutar.
Aquí les dejo un adelanto de la obra: Leer el resto de esta entrada »
25 años – Parte XXVIII
Pasados los arrebatos de la investigación judicial en la que se había visto involucrado, Raúl seguía desayunando con las noticias en una mano y una pelota para aliviar el estrés en otra. Entre dos notas escalofriantes: la investigación del crimen de una estudiante vinculado a hijos de poderosos y el robo del corazón de un santo, los diarios se hacían eco de la solución, aunque incompleta, del caso del robo de diamantes, uno de los pocos de los que se podía decir que llegaron a buen puerto, y todo gracias a la presión de los africanos damnificados. Raúl leía la historia, en la página veintiocho, como si no hubiera sido parte de ella. Había bebido de la fuente de la irrealidad por un largo tiempo y todavía se tenía que pellizcar para sentir que había vuelto a su casa y estaba junto a su amada Blanca, planeando un futuro juntos.
Volver a 25 años – parte XXVII
Volver a 25 años – Parte I
25 años – parte XXVII
Esa noche Rosalía no descansó. Se hizo de mañana en medio de silbidos y chistidos de aves y, cuando Hurtado le volvió a decir que tenía que visitar al cliente misterioso que estaba encarcelado, suspiró de alivio. Le estaba resultando cada vez más complicado guardar la compostura.
Volver a 25 años – Parte XXVI
Volver a 25 años – Parte I
25 años – Parte XXVI
Un par de horas después, Raúl despertó. Había caído en otro sueño, uno claro y optimista que le hizo sonreír al abrir los ojos. Sin embargo, un flash del sueño anterior lo devolvió a la realidad y allí se quedó rumiando los últimos hechos de su vida.
Se detuvo a pensar en las posibles implicaciones que tendría delatar al diputado. Lo mínimo que le podría pasar sería que lo amenzaran de muerte… O tal vez amenazaran a Blanca. Nunca se sabe con los políticos, cuando el zapato aprieta la reacción puede ser una patada… Mientras tanto, uno de sus compañeros de celda se le acercó pidiéndole un cigarrillo.
Volver a 25 años – parte XXV
Volver a 25 años – Parte I
25 años – parte XXV
Don Raúl, después de despedir al abogado Hurtado, se quedó solo en el sombrío calabozo, no completamente solo, un par de presos dormían en sus literas, roncando y hablando en sueños. Soñando persecuciones o huidas quien sabe de qué fantasmas, a juzgar por las pocas palabras que Raúl lograba entender. ¿Cuáles eran sus fantasmas?, se preguntó.
Volver a 25 años – Parte XXIV
Volver a 25 años – Parte I
25 años – Parte XXIV
La policía de Buenos Aires se encontraba siguiendo la pista telefónica del informante de Martínez, quien había asegurado que un par de ladrones especializados en joyas habían sido los responsables del robo. Detrás de ellos una mafia internacional se ocupaba de transar con los objetos preciosos, pero nunca salían a la venta en el mismo país en el que se habían robado. Por eso era imperioso capturarlos antes de que cruzaran alguna frontera, para que no interviniera la Interpol.
Volver a25 años – Parte I
Volver a 25 años – Parte XXIII Leer el resto de esta entrada »
25 años – Parte XXIII
El aeropuerto de Puerto Iguazú era una maravilla de verdor. Mientras caminaban por la escalerilla de desembarco, Rosalía, la secretaria de Hurtado, iba con la boca abierta como un sapo debido al éxtasis que le causaba esa vista, era el pasto más verde que hubiera visto nunca, el cielo más celeste que la mismísima bandera. El abogado tuvo que tironearla para que siguieran adelante y no entorpecieran a los demás pasajeros que querían bajar.
—Hicimos bien en escaparnos.
—Yo no escapo de nada ¿vos sí? –dijo ella pensando en pescarlo en algún revés romántico.
Volver a 25 años – Parte XXII
Volver a 25 años – Parte I
25 años – Parte XXII
Uno de los policías bajo las órdenes de Guardiola, asignado al caso del robo de los diamantes, entró en la joyería robada. Era un local coqueto en plena calle Libertad. Si bien no se distinguía de los cientos de locales por la mercadería expuesta en las vidrieras, este podría decirse que tenía un aire de cierta distinción, con un par de leones de yeso a cada lado de la vidriera.
Volver a 25 años – Parte XXI
Volver a 25 años – Parte I
25 años – Parte XXI
En la comisaría de Iguazú, una casa amplia, pero no muy fresca, acomodada como destacamento, había un poco de alboroto en torno de Raúl. Los policías no le creían y él no sabía cómo hacerles entender que era un malentendido lo del pasaporte hasta que, finalmente, se dio por vencido y cuando todo en su mente se tornaba de color negro surgió una lucecita que le hizo decir:
—Déjeme llamar a un abogado.
—Mire que aquí los abogados son todos brasileños y no conocen la legislación argentina.
Volver a 25 años – Parte XX
Volver a 25 años – Parte I
25 años – Parte XX
En Buenos Aires, dos hombres de considerable estatura, negros como la noche, narices anchas, dientes y ropas muy blancos, bajaron del avión de Aerolíneas Sudafricanas en el aeropuerto de Ezeiza. Al llegar al hall de arribos, buscaron unas pequeñas maletas y echaron un rápido vistazo a lo que los rodeaba.
─No es tan pobre la gente de aquí ─dijo Shaka en su idioma.
Volver a 25 años – Parte XIX
Volver a 25 años – Parte I
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