Toc, toc, toc
¡Hola, amigos! Llega otra propuesta de David Rubio en su Tintero de Oro. Este mes, con un grande entre los grandes. La idea es homenajear a Edgar Allan Poe y qué mejor que tomar un elemento de alguna de sus obras y crear un relato bien gótico. Esa es la premisa y con esa idea trabajé para lograr el relato que les comparto a continuación. Al final del mismo, para los distraídos, les comento cuál fue el elemento que elegí. Ojalá lo disfruten y se les erice la piel. (risa macabra…)
La sala, presa de la más tangible negrura, resonaba con un golpeteo constante de anciano con bastón.
-Toc, toc, toc.
El tiempo nos permite desplegarnos, pero también nos puede hacer su presa. El tiempo, viejo tirano, amigo del olvido, hoy es mi enemigo.
La casa había sido atacada dos horas atrás. Los mutantes de las sombras nos estaban alcanzando. Mi familia y yo éramos algunos de los últimos habitantes de la normalidad. “¿Qué era eso?” me había preguntado tiempo atrás, a medida que veía cómo era diezmada la población humana de mi ciudad. Ejércitos de mutantes avanzaban destruyendo todo a su paso. Dejaban una estela de lúgubre tristeza, una desolación que se arrastraba mendiga y lastimera. Pero los veía en las calles, haciendo alarde de sus oscuras miradas y sus torcidas sonrisas. ¿Qué podía hacer? Avanzaban.
Si algo puede mantener la luz interior es el amor, pensé entonces. Y me recluí junto a mis hijos en la habitación más alejada de la entrada. Pero aún el amor tiene enemigos, sobre todo, aquellos que se alimentan de él en lugar de cultivarlo. Y a cada minuto, un grupo de mutantes lograba vencer una puerta o una ventana de la casa, acercándose más y más a nuestra fortaleza de cuerpos ovillados.
El terror se apoderó primero de los niños y luego de mí. Mi esposo se había ido a luchar contra otros mutantes, lejos, en un intento por detener el gran avance. Pero me habían llegado noticias de que lo habían capturado y lo habían ganado para sus filas.
Los invasores avanzaban sin tregua, como el lento andar del alacrán sobre la pierna de quien duerme. Primero una ventana cedía, luego una puerta. Todas las luces de la casa se apagaban a su paso, preparándose para el abrir de un telón imaginario cuyo escenario era el infierno. No podíamos refrenar nuestros gritos que se mezclaban con los gruñidos de los mutantes que celebraban su pequeño avance. Pero eran astutos, avanzaban y luego retrocedían para reunir más fuerzas o, quizás, para dotar de mayor teatralidad a su aparición final o para que nos debilitáramos, presas del pavor.
Después del último ataque, a media noche, cuando nos vencía un mísero sueño, las ventanas cedieron todas a la vez. Ráfagas de aire helado entraron y apagaron las velas. Sonidos guturales llenaron nuestros oídos y apagaron nuestros cerebros. Perdí la noción de lo que pasaba. Un dolor inmenso, como un cansancio eterno, se apoderó de mí. Entonces comencé a escuchar ese sonido.
—Toc, toc, toc
Parecían los pasos de sus pies de roca contra la superficie de baldosas. Y ese sonido invadía con ecos los pensamientos.
—Toc, toc, toc.
Y una especie de charla entre mutantes resonaba mientras recorrían las estancias vacías.
Nosotros nos abrazábamos fuerte. Los tres envueltos en la frazada como si fuéramos esquimales en el gélido invierno del Ártico.
—Toc, toc, toc.
Y al final se abrió la puerta de la habitación.
No podía pensar. Los niños contenían la respiración.
Como si los ojos mutantes hubieran sido luciérnagas del infierno, luces rojas aparecieron en la negrura. Titilaban con macabros deseos.
Decían que, a veces, no se comían de inmediato a las presas, las reservaban para otro momento o las convertían. El solo pensar que me podrían separar de los niños era peor que la amenaza de muerte.
Momentos después, cuando arrojaron lejos la frazada protectora, me tomaron de los pies y me arrastraron escaleras abajo.
—Toc, toc, toc.
Seguía escuchando ese sonido y, ahora, me daba cuenta de que no provenía de sus pasos. Era otra cosa. Algo inmensamente hueco y sombrío, transmisor de una cruel certeza.
—Toc, toc, toc.
Ya no supe qué más hacer, cómo protegería a mis hijos.
Gritos desesperados. Los mutantes me arrancaron a los niños y se los llevaban. Los alejaban, los elegían para unirse a ellos. Escuché que les decían que yo estaba perdida, que yo no volvería y ellos se quedarían solos en un mundo carente de piedad, donde lo único que tendrían sería la pertenencia a esa especie detestable.
Pero cuando quise llamarlos e intenté gritar, me di cuenta de que había enmudecido. Noté, sin embargo, que algo en mi pecho había cambiado. Ya no sentía dolor, solo una sensación de vacío eterno que me comenzaba a ahuecar los pensamientos caídos en un pozo ciego, allí abajo.
—Toc, toc, toc
No era el sonido de los pasos. Era otra cosa. Sentía sus frías herramientas contra mi pecho.
—Toc, toc, toc.
Me estaban extrayendo el corazón del pecho, lo estaban poniendo en una caja.
—Toc, toc, toc.
Mi corazón vivía, aún latía. Podía sentir la distancia, la separación, el vacío. Él podía gritar, a su manera, podía mostrar un camino de vuelta hacia él.
—Toc, toc, toc.
Era mi nueva voz hablándole a mis hijos para que pudieran encontrar el camino. Para que se guiaran por el sonido. Para que no creyeran las mentiras de los mutantes.
—Toc, toc, toc.
¿Lo escucharían alguna vez o les habrían cubierto los oídos?
La espera sería larga, la espera comenzó a espaciar los sonidos. La espera comenzó a parecer infinita para este corazón que ahora se encontraba en una pequeña caja de madera que amplificaba los latidos.
—Toc, toc, toc.
La vida es tiempo.
La muerte es estar pendiente del tiempo.
(C) Meg
Nota de la autora: En este cuento tomé como punto de partida «El corazón delator», publicado en 1843 en el periódico literario The pioneer. ¡Hace casi dos siglos! La fuerza de esa historia siempre me estremeció y cuando leí la propuesta de David, no tuve ni ninguna duda, la elección ya estaba hecha.
11 junio, 2022 en 8:23 am
Gracias, Mirna, por participar con este relato en el homenaje que dedicamos este mes a Edgar Allan Poe. Un abrazo y suerte!!
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11 junio, 2022 en 1:12 pm
Gracias, David. Es un placer participar. Un abrazo
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11 junio, 2022 en 8:50 am
Hola Mirna.
Has plasmado muy bien la angustia de esa madre por sus hijos, y no tanto por ella misma. Muy buen relato al estilo Poe pero con tintes de ciencia ficción, me imagino a esos seres como extraterrestres. No sé si me equivoco.
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11 junio, 2022 en 1:14 pm
Hola, Noelia. Me encanta que le hayas dado tu interpretación. Son mutantes, tal vez algo como zombies. No lo sé. Un abrazo
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11 junio, 2022 en 12:05 pm
«La muerte es estar pendiente del tiempo.» Me ha gustado el relato, enhorabuena y suerte.
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11 junio, 2022 en 1:15 pm
Muchas gracias, Guille. Un placer que visites Isla.
Abrazo
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11 junio, 2022 en 12:21 pm
Muy buen relato, muy bien ambientado, la sensación es opresiva y de terror. Saludos.
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11 junio, 2022 en 1:15 pm
Muchas gracias, Ana. Si sentiste todo eso, me doy por satisfecha. Un abrazo
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11 junio, 2022 en 9:20 pm
Tremendo Mirna! Es Toc Toc no es sólo el latir del corazón, es el latir del tiempo. Tal vez, y sólo tal vez, por eso estar pendiente del tiempo es la muerte. Espléndido relato. Un abrazo
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11 junio, 2022 en 10:00 pm
Hola, Juana. Has dado en el clavo. El toc, toc, también representa los segundos que van pasando.
Muchísimas gracias. Un abrazo
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13 junio, 2022 en 7:51 am
Un relato muy angustioso, que transmite muy bien la tensión y la incertidumbre en torno a lo que sucede. Me ha gustado mucho, Mirna. La frase final es magnífica. Felicidades y mucha suerte.
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13 junio, 2022 en 11:26 am
Muchas gracias, Marta. Un abrazo
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13 junio, 2022 en 9:44 am
El tiempo es una de nuestras peores desdichas y a medida que vas creciendo, maduras y envejeces los sonidos del Tic Toc son más angustiosos.
Lo has reflejado muy bien.
Un abrazo
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13 junio, 2022 en 11:27 am
Muchas gracias, Dr. Krapp. Un abrazo
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14 junio, 2022 en 11:58 am
Hola Mirna. Nos traes tu propia versión de el Corazón Delator, que por el estilo que empleas bien podría haber escrito el propio Poe. Ese mantra tan repetido a lo largo del cuento, toc, toc, toc, consigue meternos la obsesión por el sonido en nuestras cabezas, igual que obsesiona a la narradora. Bien llevada la tensión narrativa que nos incita a querer saber más según avanza la trama. Al final, en medio de esa desolación entre tanto zombie mutante, queda un mensaje de esperanza, ese corazón salvador a modo de faro. Muy bueno. Un abrazo.
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14 junio, 2022 en 11:18 pm
Muchas gracias, Jorge. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
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22 junio, 2022 en 11:03 am
Me gustó sobre todo la imagen del alacran, y la estrategia de replegamiento de los mutantes, para un ataque final mas efectivo.
Tamvien el cambio de version del toctoctoc. Yo entemedias tambien interpreté un cuervo picoteando.
El relato da un vuelco de realidad cuando es separada de los hijos y arrastrada escaleras abajo.
Gasta entonces , todo podia ser imaginario. Veo paralelismos con la invasion de ucrania, y con los ibjetos operando sobre su pecho , con mi propio relato,( que aun no he mandado)
Saludos y duerte
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22 junio, 2022 en 9:27 pm
Hola, Gabiliante. Me gusta el paralelismo que ves con la invasión a Ucrania. No lo había pensado así, pero bienvenida la interpretación.
Espero leer tu relato.
Un abrazo
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14 junio, 2022 en 5:01 pm
¡Me llegó el hostil marasmo mutante mientras leo!¡¡¡Pero es que además, me ausculté yo mismo con mis manos como garras en mi tórax -por aquello de «cuándo las barbas de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar»- no sea que un efecto sugestivo contrario al placebo, me hubiera causado llagas por tan entretenida narración , cuyo sonido onomatopéyico «toc, toc» va marcando mis ansiedades lectoras. 💚
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14 junio, 2022 en 11:20 pm
jajaja te agradezco mucho Juan. Tus palabras son muy reconfortantes. Un abrazo
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14 junio, 2022 en 9:50 pm
Hola Mirna, el corazón en ese latir intentando salvar a los niños, la angustia de esa madre, ese aumento de la tensión, terrible, muy buen relato, me gustó y me angustió también, saludos, PATRICIA F.
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14 junio, 2022 en 11:22 pm
Te agradezco mucho, Patricia. Un abrazo
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17 junio, 2022 en 3:52 pm
Impresionante y aterradora. Buena historia que aplaudo. Un placer leerte. Saludos
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16 junio, 2022 en 6:47 am
Hola, Mirna. Me voy con el «TOC, TOC, TOC» persiguiéndome a mí también. Genial relato, lleno de tensión que te atrapa por momentos hasta ese giro que, aunque trágico, de desenvuelve esperanzador. Genial el remate con esa frase.
Un abrazo y mucha suerte!
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16 junio, 2022 en 11:37 am
Hola, Pepe. Muchas gracias. Un abrazo
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16 junio, 2022 en 7:07 am
Hola Mirna. Incido en lo que te apuntan los compañeros, el toc, toc, toc, no solo vertebra el relato sino que nos acompaña como banda sonora todo el “tiempo” de nuestra de lectura, y la doble vertiente de “el tiempo Damocles” sobre la pequeña familia.
Más allá del horror del que has sabido impregnar el cuento, me ha parecido una alegoría de los peligros de la vida y de los temores de una madre por proteger a sus criaturas de los gélidos inviernos metafóricamente hablando.
Buen paralelismo también entre “El corazón delator” y tu TOC TOC TOC
Y un apunte, más bien una sugerencia con cariño y respeto. El relato me ha gustado tanto que lo trato con el mismo rigor que si fuera mío ¡ojalá lo fuera!, y es la primera frase donde se habla sobre el tiempo, noto más la voz de la autora que la voz narradora de la madre. Creo, solo creo, que la historia cobraría más fuerza si comenzara en el segundo párrafo sin reflexiones por medio, donde se cuenta que “La casa había sido atacada…” No hagas caso de mi sugerencia si no te parece bien.
Un abrazo Mirna. Muy buen trabajo, compañera. De nota alta, desde luego.
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16 junio, 2022 en 11:41 am
Hola, Isabel. Muchas gracias por leer y por esa sugerencia que valoro. No sé si puedo cambiarlo ahora, ya está presentado. Un abrazo
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16 junio, 2022 en 7:08 am
.
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16 junio, 2022 en 7:10 am
Ya es la tercera vez que lo intento, a ver si entra mi comentario.
Un abrazo
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16 junio, 2022 en 2:27 pm
Hola, Mirna. La angustia de esa madre por la pérdida de sus hijos es angustiante, estremecedora, con ese toc, toc, toc atormentador. Me ha gustado mucho. Incluso me ha trasladado en ocasiones a «La casa tomada» de Cortazar.
Un burn relato, con esos seres mutantes sin identificar.
Un abrazo enorme.
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17 junio, 2022 en 9:34 am
Hola, Mirna. Un relato angustioso, opresivo y aterrador. El mal como el mal sin forma ninguna, un ente indeterminado , que al final ganó. Un muy buen aporte para el reto.
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17 junio, 2022 en 12:56 pm
Muchas gracias, Pedro. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
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17 junio, 2022 en 7:25 pm
Hola Mirna , un relato con mucha intriga hasta el final , desde luego a mi mea tenido en vilo , hasta el final. Y más con esos toquecitos , toc toc toc , te deseo mucha suerte en el reto.
Besos de flor.
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17 junio, 2022 en 9:35 am
Por cierto, mucha suerte en el concurso y un abrazo. Que cabeza la mía, jejeje.
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17 junio, 2022 en 9:37 am
Hola, Mirna. Un relato muy angustioso que logras vertebrar alrededor de esa onomatopeya. La cual provoca en el lector un desasosiego creciente según se va desarrollando la historia. Logras que empaticemos con los personajes ante esa situación tan precaria en la que se encuentran indefensos ante los mutantes, con un final en el que aúnas horror, tristeza y esperanza en un cóctel sorprendente. Buen relato, me ha gustado.
Suerte en el Tintero, un abrazo.
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17 junio, 2022 en 12:57 pm
Muchas gracias, Carles. Es un placer. Un abrazo
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17 junio, 2022 en 6:52 pm
Hola Mirna, no imaginaba que era el corazón de la madre. No conocía esa obra de Poe, con lo cual creas una expectación con el sonido, por supuesto, entra en primer plano con el tiempo y pasa al segundo los mutantes, como causa del pánico y terror de la madre y los hijos. Si estás pendiente del tiempo estás vivo. Buen final. Un abrazote
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17 junio, 2022 en 7:25 pm
Hola Mirna , un relato con mucha intriga hasta el final , desde luego a mi mea tenido en vilo , hasta el final. Y más con esos toquecitos , toc toc toc , te deseo mucha suerte en el reto.
Besos de flor.
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17 junio, 2022 en 10:13 pm
Muchas gracias, Flor. Te mando un beso
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17 junio, 2022 en 8:16 pm
Hola, Mirna. Sin duda, «el corazón delator» es uno de los relatos más escalofriantes de Poe. A ti te ha inspirado una historia no menos inquietante con esa raza de mutantes robacorazones. Una expresión muy romántica transformada en una literal y aterradora versión.
Suerte en el Tintero
Un abrazo
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17 junio, 2022 en 10:17 pm
Hola, Paco. Te agradezco mucho el comentario y me gusta eso de mutantes robacorazones. Me da pie a algo más. Un abrazo
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20 junio, 2022 en 8:13 am
Qué angustia, Mirna!! El corazón delator es también uno de mis relatos favoritos y tu versión hace honor con ese toc-toc que se mete en los sesos. Buen relato, Un abrazo.
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20 junio, 2022 en 1:49 pm
Muchas gracias, Lola! Un abrazo
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20 junio, 2022 en 9:13 am
Por Dios, qué angustia!! Lo has narrado de tal forma que la historia se hace muy visible, lo que aumenta la sensación de pérdida y de desolación que siente la protagonista.
Me ha gustado mucho. Te deseo suerte en el concurso.
Un abrazo.
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20 junio, 2022 en 1:51 pm
Hola, Josep. Me alegra que te haya gustado, Un abrazo
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20 junio, 2022 en 1:08 pm
Hola, Mirna.
Qué frase del inicio: El tiempo, viejo tirano, amigo del olvido, hoy es mi enemigo. Es para quitarse el sombrero. Muy bien ambientado, transmite el terror de esa madre por sus hijos, con ese desenlace que juega con el marcador en todo momento.
Muchísima suerte en el concurso.
Un abrazo.
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21 junio, 2022 en 12:09 am
Hola, Mirna. Me costó unos cuantos párrafos darme cuenta de qué cuento estabas usando, pero al hablar del corazón lo supe. Lo de los mutantes me transportó a las angustiosas imágenes y a la huida tan terrorífica de ‘La guerra de los mundos’ de Steven Spielberg, a un terror futurista y angustioso. COincido con otros compañeros en el ritmo y el sonido que nos producen los toc, toc, toc de todo el relato. Sin duda un gran trabajo. A mí el primer párrafo me ha traido mucho de Poe, él hace ese tipo de introducciones en muchos de los relatos suyos que leí para esta convocatoria.
Un abrazo.
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21 junio, 2022 en 12:42 am
Muchas gracias, MJ. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
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21 junio, 2022 en 3:15 am
Ese «toc toc» pensé que se trataba al principio de los mutantes tocando a la puerta, pero al final se trató del latido de la protagonista, que no dejó de sonar en ningún momento, ni cuando estaba viva ni muerta. Sigue latiendo por sus hijos, la mejor representación del amor y la protección maternal.
Me ha gustado un montón tu relato, Mirna.
Mucha suerte en el Tintero.
Un saludo.
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21 junio, 2022 en 10:25 am
Hola Cynthia. Me gusta mucho tu interpretación. Muchas gracias. Un abrazo
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21 junio, 2022 en 8:58 am
Hola, Mirna:
Un relato hipnótico el que nos regalas compañera, ha atrapado mi atención lectora. Gracias por compartirlo. La reflexión que cierra tu relato me parece acertadísima.
Un abrazo, Mirna.
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21 junio, 2022 en 10:25 am
Hola, Nino. Muchas gracias por pasar por Isla y comentar. Un abrazo
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22 junio, 2022 en 6:47 am
El amor de una madre es tan inmenso que incluso su corazón intenta llegar a ellos para acompañarles.
Has sabido mantener el suspense durante todo el relato hasta el final.
Has descrito un mundo alineado y dominado por fuerzas oscuras; espero que no sea premonitorio.
Un abrazo, cuídate.
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22 junio, 2022 en 10:52 am
Hola, Francisco. Muchas gracias
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23 junio, 2022 en 9:53 am
Me gusta el relato, estimada Mirna. Un conflicto potente tal como la supervivencia de la especie es una elección acertada y mucho más acertada, la imagen del antagonista : peligro mutante Un buen recurso narrativo, que funciona, sin duda.
Dicho esto, con el mismo respeto que Isabel Caballero, coincido con ella en que tal vez merezca la pena dar una vuelta a la trama y hacer un arranque de la historia con la misma potencia con la que está planteado el conflicto, sin dilaciones ni reflexiones que más parecen intromisiones de la propia autora en lo que debería ser el papel de la voz narrativa que es personaje principal. Ya sabes que el narrador «no existe» pero desde luego nunca debe ser la autora (o el autor).
En resumen, todo es EMDO, y desde luego te agradezco este aporte que ayuda a disfrutar de la vida a quien le gusta la lectura. Un abrazo y salud
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23 junio, 2022 en 11:02 am
Muchas gracias, Javier. Aprecio tu comentario. La verdad, pensé que esas primeras líneas aportaban algo de intriga. Ya ves, uno siempre necesita la mirada del otro para valorar correctamente lo que escribe.
Un abrazo
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24 junio, 2022 en 7:40 am
Hola, Mirna. No nos das tiempo ni de coger aire, ya desde la primera frase nos enfrentas a esa angustia asfixiante que envuelve todo tu relato. No sé si es bueno o no eso, mira que si en vez de 900 palabras fueran algunas más alguno no llegábamos al final vivos. Por otra parte, también es bueno porque nos enganchas desde el comienzo sin preámbulos ni explicaciones, aquí te pillo y aquí te mato.
Bueno homenaje el tuyo para Poe. Saludos y suerte.
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24 junio, 2022 en 8:59 pm
Hola, JM. Me alegra mucho que te haya gustado. Es difícil homenajear a alguien tan grande. Se hizo lo que se pudo… Un abrazo
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