Paletas…

¡Hola, amigos! Hoy vuelven los retos de El tintero de oro. En esta oportunidad se trata de colores. Los colores llenan nuestra vida con sensaciones y sentimientos. Los hay para todos los gustos. La consigna es: Escribe un micro de hasta 250 palabras en el que predomine un color, este puede ser el protagonista del relato o estar presente, como personaje secundario, por ejemplo, el color de un lugar o del escenario en el que se desarrollen los hechos. Los dejo con mi relato.

Estoy en blanco, se decía el pintor, mientras buscaba una idea para plasmar sobre la tela. Y apoyó el décimo vaso de whisky a un costado.

De pronto, dejó el pincel y miró la paleta. Todos los colores que había sacado de sus pomos se habían vuelto blanco.

“No puede ser… ¿qué me vendieron?”

Meditó un rato y como no se le ocurrió una explicación plausible, se levantó y salió a caminar.

Se le ocurrió que había sido un chasco del vendedor. Pero… ¿qué derecho tenía a hacer semejante cosa?

Dio vueltas por la casa. Las paredes de su casa eran de todos los colores. Tenía un cuarto azul para pensar, un cuarto amarillo para crear, un cuarto gris para descansar, un cuarto verde para conectarse con la naturaleza.

Sin embargo, en ese día desconcertante, todos los cuartos se veían blancos.

“Se fueron los colores”, pensó. “Se los habrá llevado Luz en su maleta ayer noche cuando me dejó”.

El pintor se acercó a una ventana por donde se filtraba el sol en rayos tibios. Cerró los ojos y comenzó a sentir los colores en su cuerpo. Se tocó la cara, los brazos, las piernas. Podía sentir los colores, pero a medida que iba recorriéndose con las manos y acercándose a su pecho todo se volvía doloroso y oscuro.

Arrojó el whisky por el excusado. Luego se le ocurrió revisar el pomo negro. Allí estaba, era el único color que le quedaba ese día. “Coraje” se dijo y pintó.

(C) Meg