Ecos de guerra

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Hola, amigos. Este relato participa en la XIX edición del concurso de David Rubio.

No estoy segura de cumplir con todas las premisas, pero no quería faltar a esta convocatoria. Ustedes decidan.

Ese lunes, cinco de abril de 1982, sonó el timbre y la clase no salió al recreo. El aula estaba colmada de bullicio, como si un enjambre se hubiera instalado. Había finalizado la hora de Historia. La profesora había dedicado los cuarenta y cinco minutos a hablar de una guerra que no estaba en los programas de enseñanza establecidos. Era una guerra nueva, cercana, tal vez propia. La profesora respondió las preguntas que pudo. Era la primera vez que todo el país atacaba a un enemigo externo en su propio territorio, en ese siglo que ya iba terminando.

Al salir del colegio, Marina se quedó en la puerta. Esperaba a Adrián. Él era un poco mayor que ella, tenía dieciocho, y se encontraba haciendo el servicio militar. Tenía que completar un año de servicio y luego podría proseguir su vida. Planeaba estudiar derecho y comprarse una moto.

Marina lo recibió colgándose de su cuello. Él la besó como siempre, haciéndola girar como una calesita. Ella le sonrió, pero una sombra oscureció pronto su mirada.

─Hoy la profe de Historia nos dijo que hay una guerra.

─¿Recién te enteras?

─¿Por qué no me dijiste nada?

─No quiero pensar en eso.

─¿Por qué?

─Mi papá dice que podrían enviarme al frente.

A esa fecha faltaban solo dos meses para que le dieran la baja del servicio militar, sin embargo, las bajas habían sido suspendidas.

Los días comenzaron a pasar para Adrián con la tremenda sensación de que había alguien más ocupando el lugar que le correspondía a él. Había chicos que morirían y quedarían abonando tierras desconocidas o que volverían inválidos o con otros impedimentos. Y él seguía allí, culpándose porque no lo llamaban y culpándose más por desear que no lo llamaran. Tal vez fuera demasiado joven, inexperto, incapaz de enfrentar a un enemigo sagaz y poderoso. No sabía que su familia había movido influencias para que lo dejaran a un lado en las listas de convocados.

Cuando Adrián se enteró del motivo de su suerte, tuvo una agria pelea con su padre. Él, un abogado con muchos contactos, había logrado que su único hijo fuera preservado, a expensas de algún desafortunado desconocido. Sin embargo, la influencia del hombre de leyes no llegaba a su propio descendiente, quien pronto se presentó como voluntario.

El drama familiar fue continuado con la reacción de su novia de 16 años.

─¿Por qué vas a ir a pelear por unas islas de mierda que no le importan a nadie? ¡Hasta ayer no sabías ni donde estaban! ¿No te importa que yo me quede sola?

Adrián no tenía respuestas a las preguntas de su novia. La miraba y veía con sus ojos grises. Veía humo, explosiones, partes de cuerpos volados por minas. No quiso seguir mirándola de frente. No podía ocultarle el miedo que sentía o la desolación por saber que allí, en Buenos Aires, nada parecía haber alterado las rutinas absurdas de la gente. Solo se había agregado un horrendo radioteatro a los cientos de fantasías insípidas que abonaban la insensatez de los televidentes, como si esa guerra fuera de otros.

La guerra, ese monstruo oscuro y pútrido, se comió a muchos combatientes. Pero Adrián volvió, incompleto, pero vivo. Marina lo estaba esperando. No había tenido noticias de él por dos meses. Saltó de alegría cuando los padres de su novio la llamaron para avisarle que él volvía. Se rateó del colegio para ir a recibirlo. Sin embargo no pudo colgarse de su cuello una vez más, porque él estaba en silla de ruedas.

─Hola, Marina. No tenías que venir.

Y una voz de fondo de pozo se abrió camino para alejarla. Él no estaba dispuesto a nublarle la alegría de vivir. De su mente solo salían ideas negras que mancharían la pureza que destilaban los ojos grises de Marina. Necesitaba un huracán que se llevara lejos sus recuerdos. Un vendaval que barriera las hojas mustias de sus pensamientos.

─Nos vemos otro día ─le dijo él, rechazándola.

Y Adrián se fue con sus padres, dejándola desorientada, confundida y enojada.

Marina no supo nunca lo que significó vivir en medio de una guerra. No supo del frío, del hambre, de la soledad o el miedo que se mete en los huesos. En el colegio le dieron razones para la lucha y la defensa de un lugar inhóspito y lejano. Nunca le hablaron de las razones para no poner en peligro a los jóvenes que harían el futuro de la Patria. Solo supo que, tras una guerra, solo quedan pedazos de cristal partidos como su corazón y que no se vuelven a unir como antes.

Adrián se apartó de sus viejas rutinas. No le pesaba tanto la falta de una pierna como la invisibilidad a la que habían sido confinados los que volvieron con vida. La guerra terminó. La guerra desapareció como por arte de magia. La gente pudo volver a los antiguos teleteatros, a los partidos de fútbol, con el alivio de no estar enviando a unos jóvenes a morir por ellos. Y como el enojo debe encontrar un camino de salida, se dirigió a hacer críticas sin eco hacia los intocables del gobierno.

Muchachos como Adrián debieron sumergirse en una nueva lucha, contra la ignominia. Porque no hay peor ofensa contra el honor que el descrédito hacia aquello que lo sustenta o, tal vez, el olvido.

(C) Meg

47 comentarios sobre “Ecos de guerra

    Marta Navarro escribió:
    22 febrero, 2020 en 6:59 pm

    Hola, Mirna. Me ha encantado tu cuento. Todo un alegato contra la guerra, amable en el tono pero muy contundente en el fondo. Reflejas muy bien el arco de emociones de los personajes y atrapas un pedacito de esa historia de Argentina no tan contada. Reto superado 😉 Mucha suerte.

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      mireugen respondido:
      22 febrero, 2020 en 10:20 pm

      Muchas gracias, Marta. Fue un relato difícil de escribir, con decirte que esta mañana cambié la mitad porque no me terminaba de convencer.
      Es un tema doloroso la guerra, y más cuando hay gente cercana que ha dejado parte de su vida en ella. Siempre está el miedo de no hacer justicia a los sentimientos de ellos.
      Un abrazo

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    Estrella Amaranto escribió:
    22 febrero, 2020 en 8:23 pm

    Hola compañera y amiga Mirna, felicidades por ese octavo puesto de tu relato en la anterior convocatoria.
    En cuanto a tu actual aporte para el concurso, por supuesto que encaja perfectamente, pues se trata de una historia de amor cuya acción transcurre dentro del conflicto bélico argentino de Las Malvinas.
    Un entrañable romance entre dos jovencísimos protagonistas bajo el clima de la tragedia más absurda, como es la guerra.
    Aplaudo tu creatividad y buen manejo de la trama, por lo que te deseo mucha suerte en esta nueva convocatoria.
    Un abrazo.

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      mireugen respondido:
      22 febrero, 2020 en 10:18 pm

      Muchas gracias, Estrella. Ha sido un relato difícil dado la cercanía del conflicto. Pero eché mano de mi memoria, ya que tenía 14 años en ese entonces. Lo más absurdo de la guerra fue que parecía una ficción, todo era imágenes, relatos por radio y televisión. En las escuelas solo se estudiaban mapas, historia, declaraciones. Y mientras tanto, los chicos iban a la muerte.
      En estos días me pondré al día con la lectura de los otros relatos participantes.
      Un abrazo

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    Josep Mª escribió:
    24 febrero, 2020 en 9:05 am

    Todas las guerras son injustas, pero unas más que otras, aquellas que las mueven intereses políticos para desviar la atención de los ciudadanos de lo realmete importante, buscando un enemigo fuera del país cuando está en realidad dentro. Los que mandan a los jóvenes a una guerra injusta o innecesaria, deberían pagar por ello. Pero por desgracia, las guerras solo las pagan los más inocentes.
    Un relato estupendo y emotivo sobre una guerra por unas islas que muchos jóvenes deben haber olvidado.
    Un abrazo.

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      mireugen respondido:
      24 febrero, 2020 en 12:34 pm

      Como tu dices, Josep. Todas las guerras son injustas. Se alimentan de jóvenes que con idealismo, luchan por su país, sin importar los intereses que hay detrás.
      Un abrazo

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    Jorge Valín escribió:
    24 febrero, 2020 en 1:21 pm

    La guerra siempre es una pesadilla para el que la vive. En este caso, la guerra de las Malvinas sirvió para distraer a la opinión pública Argentina de los problemas que enfrentaba el país con una dictadura en el punto de mira (aunque al final la guerra terminara llevándosela por delante) y en Reino Unido para afianzar la posición de la Premier Thatcher ante las inminentes elecciones (que terminó por ganar). En medio de todo ese juego político, el dolor y el olvido de quienes la sufrieron en sus carnes.
    El final del relato nos deja un poso de amargura, como no podía ser de otro modo. Mucha suerte en el Tintero, Mirna. Un saludo.

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      mireugen respondido:
      24 febrero, 2020 en 1:24 pm

      Muchas gracias, Jorge por tu apreciación de los sucesos. El final no podía ser de otro modo, cuando ves las consecuencias que ha tenido la guerra en sus ex combatientes.
      Un abrazo

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    atardecerensantboidellobregat escribió:
    24 febrero, 2020 en 2:47 pm

    Hola Mirna, un conmovedor y excelente relato. Te deseo mucha suerte en el concurso.
    Un fuerte abrazo con todo cariño.

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      mireugen respondido:
      24 febrero, 2020 en 2:49 pm

      Muchas gracias, atardereensant… Un gusto que hayas visitado el blog.
      Iguales deseos para vos.
      Un abrazo

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    beba pihen escribió:
    24 febrero, 2020 en 4:42 pm

    Hola, Mirna. Muy emocionada. Gracias por acordarte de nuestros «Héroes de Malvinas» y de la lucha por destruir la «invisibilidad». (La guerra desapareció como por arte de magia. La gente pudo volver a los antiguos teleteatros, a los partidos de fútbol, con el alivio de no estar enviando a unos jóvenes a morir por ellos).

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      mireugen respondido:
      24 febrero, 2020 en 4:47 pm

      Gracias, Beba. Ha sido un relato particularmente difícil de escribir y sigo pensando que faltaron palabras para describir el sentimiento que honre a los que dieron su vida.
      Un abrazo

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    Beri escribió:
    24 febrero, 2020 en 7:01 pm

    Hola Mirna! Tu relato me ha llegado al corazón. Hablas de un tema muy grave (la absurdidad y crueldad de la guerra) usando para ello un lenguaje sencillo y sensible a la vez. Retratas muy bien a los personajes, con lo cual me resulta fácil empatizar con ellos. Fantástico trabajo, Mirna, de verdad. Un beso y mucha suerte en el concurso.

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      mireugen respondido:
      24 febrero, 2020 en 7:20 pm

      Muchas gracias, Beri. Me alegra que te haya gustado. Mucha suerte a ti también. Ya leí tu trabajo y es muy bueno.
      Un abrazo

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    juana medina escribió:
    24 febrero, 2020 en 7:33 pm

    Sí Mirna, gracias por recordar, por hablar de los nuestros, de todo lo que una guerra trunca en la vida de los seres humanos.
    Mi historia, si la termino y me convence tiene algún punto en común. Hasta tanto, un abrazo conmovido.

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      mireugen respondido:
      24 febrero, 2020 en 8:25 pm

      Gracias, Juana. Espero leerte pronto. Un abrazo

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    IreneR escribió:
    25 febrero, 2020 en 2:41 pm

    Buenas, Mirna.

    Que relato tan triste y con un mensaje tan profundo. Me han dado pena los pobres personajes, no solo por lo que viven, sino por todo los que les queda por pasar.

    Un saludo.

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      mireugen respondido:
      1 marzo, 2020 en 2:45 pm

      Gracias por tus palabras, Irene. Es muy triste, sobre todo lo fue ver a los ex-combatientes, recorrer trenes y otros lugares públicos en defensa de un reconocimiento.
      Un abrazo

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    Paco Castelao escribió:
    25 febrero, 2020 en 2:54 pm

    Recuerdo muy bien la guerra de Las Malvinas que enfrentó a Argentina y Gran Bretaña. Una guerra absurda, como casi todas, y corta, que, sin embargo se cobró unos cuantos miles de vidas, especialmente en el bando argentino. Adrián simboliza muy bien el drama de todos esos jóvenes víctimas de la sinrazón y que quedaron marcados de por vida. Creo que has sabido expresar todo esto con gran acierto y, por el sentimiento que pones en la apasionada narración, se nota que lo viviste y te afectó emocionalmente. Esperemos que no vuelva a repetirse. Mucha Suerte en El Tintero. Un abrazo, Mirna.

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      mireugen respondido:
      1 marzo, 2020 en 2:50 pm

      Gracias, Paco. Como tú dices, está cargado emocionalmente porque la guerra ocurrió cuando yo tenía 15 años. Me tocó vivir los trabajos prácticos en la escuela. Muchas razones para defender esas islas, pero después vino el descrédito. El enojo popular por haber perdido. Y el olvido a aquellos que la lucharon, en parte generado por el rechazo al régimen que la sustentó. Mi historia quiere honrar a los que actuaron de buena fe.
      Un abrazo

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    paola panzieri escribió:
    25 febrero, 2020 en 3:44 pm

    Hola Mirna
    Triste relato como por otro lado no puede ser de otra manera si hablamos de guerra y más de esa que fue más absurda (si eso es posible) que las demás.

    Saludos y suerte

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      mireugen respondido:
      25 febrero, 2020 en 5:16 pm

      Muchas gracias, Paola. Todas las guerras son absurdas. Mucha suerte para ti también.

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      mireugen respondido:
      1 marzo, 2020 en 2:51 pm

      Gracias, Paola.
      Todo fue absurdo, todo fue injusto, si se quiere.
      Un abrazo

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    Isabel-tara escribió:
    25 febrero, 2020 en 7:38 pm

    Buenas noches Mirna, casi que hemos coincidido en el título.
    El conflicto de las Malvinas, enfrentando reino Unido y Argentina es una guerra absurda, como todas.
    ¿Qué motivará a un chico joven y mentalmente sano a querer alistarse?, a mi parecer, un patriotismo incomprensible, más aún en este conflicto de intereses.
    Hizo falta su sufrimiento, para finalmente, darse cuenta de que solo fue un mero peón en el tablero de la guerra.
    Un cariñoso saludo, Mirna.

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      mireugen respondido:
      25 febrero, 2020 en 7:52 pm

      Hola, Tara. ¡Sabes que primero lo había titulado Vientos de guerra! No sé por qué luego lo cambié. Menos mal.
      La guerra fue absurda y para peor movilizada por un régimen que de tan rechazado le terminó heredando a los que se jugaron la vida con un manto de descrédito.
      Un cariño

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    perlasnarrativas escribió:
    26 febrero, 2020 en 1:14 am

    Hola Mirna pues cumples dos premisas, si conté bien amor y la historia de un conflicto bélico real.Suerte en el Tintero de Oro.Y esperemos, que las guerras algún día dejen de llevar gente inocente, casi todas solo conlleva a fines políticos realmente, y se adueñan de banderas de libertad e igualdad.

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      mireugen respondido:
      26 febrero, 2020 en 1:20 am

      Gracias, Tara. Las guerras siempre se llevan inocentes. Eso es lo que más duele, sin importar las banderas.
      Un abrazo

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        perlasnarrativas escribió:
        26 febrero, 2020 en 3:19 am

        Hola me llamo Raquel no Tara ( fue el nombre que utilicé en el relato para la protagonista) Si todas las guerras son terribles.

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        perlasnarrativas escribió:
        26 febrero, 2020 en 3:22 am

        Y utilicé el nombre de Tara por el nombre de la Hacienda de Scarlett en lo que el Viento se llevó.

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    franmoroz escribió:
    26 febrero, 2020 en 9:27 am

    Me suena esa guerra como la de las Malvinas. No se si estoy equivocado, una guerra absurda por un pedazo de tierra que en si misma no tiene valor y que ocasionó la muerte de muchos jóvenes argentinos, que como en la de Vietnam tuvieron que adaptarse a parecer invisibles a los ojos de sus gobiernos, que como es habitual, provocan las guerras sin involucrarse personalmente y mandando a otros al matadero.
    Por otro lado, el rechazo del protagonista hacia su novia no me parece de recibo, es la única que lo sigue queriendo a pesar de su invalidez. ¡En fin! humanos somos defectuosos e incompletos como para saber amar al quien se lo merece.
    Un abrazo Mirna.

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      mireugen respondido:
      26 febrero, 2020 en 10:00 am

      Gracias por comentar, Francisco. La guerra destruye muchas cosas, en este caso también la autoestima del protagonista.
      Un abrazo

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    Carla Guerrero escribió:
    26 febrero, 2020 en 2:08 pm

    Me ha gustado, Mirna, cómo has rescatado esa memoria de los chicos que dejaron su vida o su salud en esa guerra sin razón (ninguna guerra la tiene). Escrito de forma progresiva, donde haces que Adrián represente fielmente el sentir de un joven soldado, con sus ansias de defender lo que considera suyo, aunque le pese después para el resto de su vida, nos dejas este relato a modo de homenaje para esos inocentes.
    Aprovecho para felicitarte por tu merecido puesto entre los mejores en el concurso anterior. Enhorabuena!
    Un saludo y buena suerte otra vez.
    .

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      mireugen respondido:
      26 febrero, 2020 en 3:12 pm

      Gracias, Carla. Es cierto quise hacer un homenaje a los héroes anónimos.
      Un abrazo y mucha suerte

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    Pepe escribió:
    26 febrero, 2020 en 9:01 pm

    Como todas las guerras, absurdas, tu relato se mueve por esos pantanosos sentimientos. No sé que puede mover a alguien a llegar a tales extremos, y no me refiero a la guerra en sí, sino a que unos jóvenes se maten por algo ajeno y que no entienden. Me pareció un relato muy acertado y que cumple perfectamente con lo que se pide en el.Tintero. Además, es de destacar la cuidadosidad en tu narración, cada frase, cada palabra, parece escogida como si ese fuera su lugar predestinado. En conjunto realizaste un genial relato que me dejó un muy buen sabor y un escalofrío por su historia.
    Un abrazo y suerte en el Tintero.

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      mireugen respondido:
      26 febrero, 2020 en 11:18 pm

      Te agradezco mucho, Pepe. Tus palabras son muy amables. Costó escribir esta historia tan de mis pagos. Quizás por eso me esmeré en elegir las palabras.
      Un abrazo y espero leerte pronto.

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    Bruno escribió:
    27 febrero, 2020 en 11:46 am

    Hola Mirna. Haces un retrato muy realista y crítico de lo que significa la guerra para los involucrados. Y, como bien dices al final, lo peor de todo es el descrédito y el olvido, pero así es la forma de actuar de los poderosos de despachos, aquellos que no pisan el suelo embarrado ni se juega la vida a los dados del Destino.
    Un saludo. Mucha suerte en el concurso.

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      mireugen respondido:
      27 febrero, 2020 en 10:41 pm

      Gracias, Bruno! Es como tu dices. Pero no solo aplica a los poderosos. A veces la gente común olvida muy fácilmente.
      Un abrazo y te leo pronto

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    Mamen Piriz García escribió:
    28 febrero, 2020 en 8:19 pm

    Mirna has escrito un relato triste de esa guerra inútil de las Malvinas que por un pedazo de tierra se llevó a vidas de jóvenes. Me ha gustado como has llevado esa historia de amor de los estudiantes. Suerte en el tintero. Un abrazo.

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      mireugen respondido:
      28 febrero, 2020 en 9:21 pm

      Muchas gracias, Mamen. Una guerra triste, sin dudas.
      Un abrazo y te leo pronto.

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    Mery Pérez escribió:
    1 marzo, 2020 en 11:05 pm

    Saludos Mirna, me ha encantado tu relato de amor y dolor, Adrián se decantó por la guerra porque lo consideró lo más justo de cara a lo que ocurría y sufrió el horror y lo absurdo de la guerra estando en ella y luego fuera de ella, porque así es la guerra, la guerra que existe y no debería ser. Excelente trabajo. Éxitos y bendiciones!

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      mireugen respondido:
      2 marzo, 2020 en 12:23 am

      Muchas gracias, Mery. Así es, absurda y dolorosa.
      Un abrazo para ti

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    Emerencia Alabarce escribió:
    2 marzo, 2020 en 10:24 pm

    Ay Mirna, que triste cuando es una historia tan cercana, como creo que es. Las emociones se notan en las descripciones de esos momentos, ese alistamiento de alguien tan joven y esa niña en el colegio. La guerra de las Malvinas. No me imagino ninguna guerra ahora así, europeos y sudamericanos por la estrategia de unas islas, o al menos es lo que quiero creer. Un abrazo

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      mireugen respondido:
      2 marzo, 2020 en 11:28 pm

      Hola, Eme. Me alegra haber transmitido un sentimiento tan claro. Fue una guerra cercana pero no me tocó en carne propia una situación como la que describí.
      Un abrazo

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    Jose R. Capel escribió:
    4 marzo, 2020 en 7:29 am

    Triste relato que nos muestra lo absurdo de las guerras, en este caso la de Las Malvinas. Yo también estudiaba en esa época.. Recuerdo que muchos coreábamos Malvinas argentinas….sin entender demasiado que sucedía. Intereses políticos que acaban con la vida de tanta gente, sin importarles lo más mínimo. Todas las guerras son absurdas y siempre pierden los mismos. Saludos y suerte en el Tintero.

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      mireugen respondido:
      4 marzo, 2020 en 9:44 am

      Muchas gracias, Jose. Me recordaste que por aquí se cantaba una marcha sobre las Malvinas.
      Mucha suerte para ti también.
      Un saudo

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    Araceli escribió:
    6 marzo, 2020 en 6:42 am

    Una visión muy acertada de las cicatrices emocionales de la guerra. Una temática muy tratada por grandes escritores, me viene a la cabeza Salinger y Virginia Woolf. Me ha gustado la historia de desamor que trazas debido a ése estado de animo de aislamiento.
    Un abrazo compañera.

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      mireugen respondido:
      6 marzo, 2020 en 9:31 pm

      Muchas gracias, Araceli. Nos estamos leyendo. Un abrazo

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