guerra
Tres niños y un juguete
¡Hola! Hoy no es día de publicaciones. Con mucha tristeza, escribí esta entrada. Todos sabemos que esta guerra no es una guerra más, no nos ha de pasar inadvertida. Puede parecer simplista lo que van a leer. Puede parecer ingenuo o desinformado. Pero en mi cabeza trato de entender los porqué y los para qué y no lo logro.

Las cartas de Rose
¡Hola, amigos! Todo empezó con el Fanfiction de El tintero de oro… Así es que, para los fanáticos de Titanic, para los amantes de las cartas, para quienes disfrutan de historias de amor y aventuras, les traigo estas cartas escritas por Rose, la heroína de Titanic, cuando rehizo su vida, luego de la gran catástrofe en la que perdió a su gran amor, Jack, y se distanció de su madre y de Caledon, su novio impuesto. Estas cartas dirigidas a una gran amiga de la infancia, abarcan algunos años posteriores a la tragedia, no agotan la vida de la protagonista. Las publico todas juntas ya que son cortas. Espero que mi imaginación satisfaga sus expectativas, ya que cada quien pudo haber pensado un destino distinto, incluso mejor, para este personaje. No pude imaginar para ella una vida ordinaria o falta de emociones. Ojalá les guste.
Secretos desde la trinchera – IV
Guardé la carta, con gran disimulo, en mi bolsillo y me dispuse a terminar la limpieza, pensando que mi abuelo había corrido un gran riesgo al dejármela y pedirme que mi madre no se enterase. Él debió haber pensado que ella estaría allí, conmigo. ¿Qué clase de secreto era este? ¿Qué relación tenía con mi madre?
─Voy a poner en esta caja todo lo que no sirva ─interrumpió ella, pragmática─. Terminemos con esto. Tráeme todos los papeles amarillos que encuentres y las cosas que parezcan en mal estado. Leer el resto de esta entrada »
Secretos desde la trinchera – III
Mi madre seguía en lo suyo. Desde que se había recogido el cabello en un tocado con un pañuelo, nada la apartaba de su misión, sobre todo ahora que había reunido coraje para revolver las cosas de sus padres. Sin embargo, mi grito la desconcentró.
─¿A quién encontramos? ─preguntó mi mamá.
─¡A Víctor! El abuelo era pintor. ¡Él era Víctor!
De inmediato nos abocamos a la tarea de apreciar todas las pinturas. Sus trazos, sus pinceladas, su paleta, todo hacía creer que la realidad se prolongaba en esos lienzos. Eran pinturas hermosas y estremecedoras, por los sentimientos que inspiraban, unas por el amor, otras por el horror. Leer el resto de esta entrada »
Secretos desde la trinchera – I
Entrar a la casa de mi abuela siempre me produjo una mezcla de alegría y desconcierto. Ella me esperaba con un chocolate con galletas y me contaba alguna historia de espías. Nunca entendí cómo en la misma persona podían habitar intereses tan distantes. La señora regordeta que amasaba esas galletas de coco era la misma que aquella que relataba piruetas de emboscadas y huidas. Mi abuelo, por su parte, era un señor un tanto serio y callado. Él me miraba y veía en mí a quién yo sería en el futuro. Desde pequeña supe que seguiría sus pasos de travieso duende hacedor de magia electrónica, porque cuando estaba con él, sentía que sus manos eran varitas que convertían un pedazo de cobre en algo encantado capaz de transmitir voces y sonidos. Leer el resto de esta entrada »
Ecos de guerra
Hola, amigos. Este relato participa en la XIX edición del concurso de David Rubio.
No estoy segura de cumplir con todas las premisas, pero no quería faltar a esta convocatoria. Ustedes decidan.