¿Y ahora qué?

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¡Hola, amigos! Esta entrada participa en el concurso de El tintero de oro en homenaje a la novela Matar un ruiseñor de Harper Lee. En este caso, la consigna es escribir sobre una injusticia social y yo elegí una cuestión muy argentina que puede generar una gran conmoción en algún momento. Los dejo con el relato.

Se cumplían 20 años desde que el gobierno había lanzado los planes sociales para socorrer a los más desprotegidos. Sol había ingresado, quince años atrás, en un plan para madres solteras. Ella, en realidad, tenía pareja, el padre de su hijo, pero como el plan requería que fuera soltera, nunca había formalizado su unión con Tito.

En todo ese tiempo, Sol había sido madre de dos, tres y cuatro hijos. Sus ingresos se habían multiplicado por obra de los planes. Un subsidio por cada hijo y otro por ser cabeza de familia. Gracias a eso, ella nunca sintió la necesidad de trabajar. Pero sabía que eso no iba a durar por siempre.

Ahora el líder de la oposición decía que los planes eran demasiado onerosos. Los iban a recortar.

Sol se preguntaba qué iba a hacer con sus cuatro hijos. Los cuatro estaban en edad escolar. El mayor ya salía a la calle a hacer venta callejera de pañuelos, biromes y marcadores, pero los otros tres iban al colegio y a la salida se reunían con sus amigos a jugar al fútbol o a los jueguitos electrónicos.

¿Cómo iba a conseguir un trabajo? No lo había hecho nunca. Tampoco se había inscripto en los cursos para adquirir habilidades laborales. Le quedaba como salida ir a limpiar casas. Las casas de los más pudientes, que ella detestaba.

En su interior sabía que había estirado de la cuerda más de lo que debía, pero no lo reconocía. Ella veía a otras madres que buscaban la forma de trabajar en algo, mientras cobraban los subsidios. Pero ella no… Que los chicos son chicos. Que la escuela no era para ella. Que no cualquiera se pone un negocio. Y así había dejado pasar el tiempo con la ilusión de que faltaba mucho para que las cosas cambiaran. Además, nadie le había pedido que hiciera algo. Nadie le había dicho “te doy una ayuda, pero también tenés que ayudarte”.

Quince años… Cuántas cosas se pueden aprender en ese tiempo. Se puede terminar la escuela. Se puede aprender a poner un negocio. Se puede aprender un oficio.

Ella y Tito se miraron apesadumbrados cuando anunciaron en televisión que el ganador de las elecciones fue el partido opositor al que instauró los planes.

¿Y ahora qué?

(C) Meg

47 comentarios sobre “¿Y ahora qué?

    BlogTrujaman escribió:
    15 octubre, 2023 en 8:08 am

    Hola Mirna.
    ¡Un terrible problema social! Muchos de nosotros consideramos esencial la ayuda comunitaria a los más desfavorecidos. Pero cuando esa ayuda no está bien organizada y se da a cambio de ningún esfuerzo, cuando no hay por parte del beneficiario voluntad de solucionar y ganar el propio sustento o el de su familia, se generan estas situaciones en las que les ofreces un trabajo y te contestan ¿Para qué, si gano más sin trabajar?
    Educación para concienciar y reglamentaciones justas. De lo contrario, sólo se generan situaciones sin salida y el desprecio por la ayuda a quien realmente lo necesita y lo merece, por parte de la oposición y de gran parte de la sociedad. ¿Y ahora qué?
    Excelente relato de la realidad argentina actual. Un abrazo.

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      mireugen respondido:
      15 octubre, 2023 en 1:25 pm

      Coincido con lo que dices. Si no se implementa bien, luego los que terminan sufriendo son los mismos a los que pretendías ayudar.
      Un abrazo

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    Josep Ma Panadés escribió:
    15 octubre, 2023 en 8:29 am

    Están muy bien las ayudas sociales a los más desfavorecidos, pero no es justo que estos se sirvan de esas ayudas para no trabajar ni estudiar y se limiten a vivir del subsidio, pensando que podrán vivir eternamente de la ayuda económica sin poner nada de su parte. Es injusto porque esa conducta provoca que la Administración corte de plano esas ayudas y con ello se vean perjudicadas otras personas que sí intentan salir de la pobreza.
    Un saludo.

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      mireugen respondido:
      15 octubre, 2023 en 1:29 pm

      Tal cual, Josep. Has dicho algo muy interesante, porque hay quienes se sirven de la asistencia social, pero perjudican al prójimo que realmente lo necesita.
      Un abrazo

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    Marta Navarro escribió:
    15 octubre, 2023 en 8:39 am

    Muchas gracias, Mirna, por participar con este relato en el homenaje a Harper Lee. Mucha suerte.

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    Cabrónidas escribió:
    15 octubre, 2023 en 9:53 am

    Ahora queda esperar. No sé si confiar. Pero siempre resignarse ante la realidad. Qué, si no.

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      mireugen respondido:
      15 octubre, 2023 en 1:31 pm

      Ahora estamos a poco de un cambio, no sabemos bien cuál va a ser. En todo caso, cabe orar porque los próximos gobernantes tengan la sensibilidad y la inteligencia para manejar bien las cosas.

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    Nuria de Espinosa escribió:
    15 octubre, 2023 en 10:16 am

    Un tema candente hoy en día. Muy generalizado lamentablemente. No creo que todos los que cobran ayudas sociales se aprovechen de ello… Una gran mayoría si, pero no todos. Muchas de estas personas preferirían trabajar a cobrar esa ayuda… Depende mucho del país de donde viene y su cultura en la mayoría de los casos. Lo digo porque he estado al frente de las concesiones y seguimiento de las ayudas durante 15 años y ahí en ese día a día es donde ves de todo y conoces la verdadera realidad de las situaciones y personas. Buen aporte. Suerte. Un abrazo

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      mireugen respondido:
      15 octubre, 2023 en 1:32 pm

      Tal cual. No son todos los casos iguales. El problema siempre son los abusos que hacen pagar a justos por pecadores.
      Un abrazo

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    JascNet escribió:
    15 octubre, 2023 en 11:37 am

    Hola, Meg.
    Un relato duro por su realidad y actualidad. Porque no tiene escenario geográfico ni apellidos. Esta situación se podría decir que es universal, sita en cualquier país «industrializado».
    Yo veo dos problemas claros: la inevitable necesidad de ayudas y el acomodaticio social. El caso de los que quieren vivir del cuento a costa del Estado, creo que ocupa un porcentaje nimio de entre todos los que están en esta situación. Creo, quiero creer, que son personas sin formación, sin ilusiones, con muchos problemas de aceptación social, sin grandes esperanzas de prosperidad y que encuentran en estas ayudas un maná del cielo que les permitirá vivir dignamente.
    El problema está en la misma ayuda, como dice Marlen, es clave que el que la cobra también pueda (casi se obligue) a formarse y poder encausar su vida laborar. No puede ser simplemente una ayuda económica. Porque el principal problema es que es un «premio» político que luego, los mismos o los contrarios, se prestarán a cambiar; tal vez, porque ellos no manguen lo suficiente. Que esa es otra.
    La injusticia social parte de la incapacidad del Estado para formar y ubicar lugares de aprendizaje en, y con, las propias empresas; crear un estado de ilusión y esperanza en los ciudadanos; dar ejemplo de honestidad y trabajo desde arriba; incentivar económica y laboralmente con los puestos de trabajo reglamentados, viables y nunca nocivos…
    En fin, una grandísima utopía.
    Un magnífico relato, lleno de reflexión y con la vista puesta en el futuro más inmediato.
    Yo me quiero quedar con que Sol y Tito, aprendieron la lección; ahora buscarán la forma de aprender cosas nuevas y prácticas y, no sin trabajo, encontrarán un puesto digno con el que ganarse la vida. Serán merecedores de ellos.
    Felicidades.
    Un Abrazo.

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      mireugen respondido:
      15 octubre, 2023 en 1:46 pm

      Hola, JascNet. Has hecho un completísimo epílogo. Creo que todos deseamos que Sol y Tito salgan adelante. Pero como todo, requiere de un esfuerzo. Yo conozco gente que ha recibido los planes y se ha puesto a trabajar. Ellos son merecedores de todo nuestro apoyo. Si bien es cierto que muchas veces las condiciones económicas del país no ayudan, hay desempleo, hay inflación. Esa es la tarea de los gobernantes, propiciar las condiciones para que la gente pueda tener una vida digna.
      Un abrazo

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    Guille Blaanc escribió:
    15 octubre, 2023 en 2:14 pm

    Muy acertado relato sobre un tema totalmente real. Enhorabuena.

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    Imágenes que escribo escribió:
    15 octubre, 2023 en 5:19 pm

    Hola, Mirna. Tema candente a la par que actual. El relato narra un caso puntual que no creo sea la generalidad. Como ya han dicho otros compañeros, no se puede castigar y pagar justos por pecadores, la supresión de ayudas no es la solución ya que no quedaría garantizada la justicia social. Las ayudas son necesarias para muchas familias. Control sería la palabra, pero no la supresión. Un abrazo!

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      mireugen respondido:
      15 octubre, 2023 en 5:22 pm

      Hola, Imágenes. Coincido que requiere control y mucho para no permitir abusos que luego redundan en perjuicio de todos.
      Un abrazo

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    Isabel Caballero escribió:
    16 octubre, 2023 en 2:37 pm

    ¿Y ahora qué?, eso digo yo. Si es que no se puede confiar de manera relativa en los planes gubernamentales, depende de quien esté en el poder. Tenía un compañero de trabajo, y esto es cierto, que se hizo una cirugía de reducción de estómago, una especie de globo intragástrico, no sé como se llama, que estaba subvencionado por el gobierno que tocaba, y justo en la época posperatoria cambió de gobierno, y tuvo que pagarlo él. La casa hipotecada la perdió, su patrimonio y matrimonio se resintió, y todo fue una rueda de desgracias que al final, sí, adelgazó, pero más debido los disgustos y la depresión.
    Disculpa la digresión Mirna, pero me vino al pelo porque la historia, no tan historia, que has planteado se habrá dado en un montón de familias. Una injusticia, desde luego, así que entra de lleno en el reto que nos toca.
    Un abrazo, compañera.

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    usermiguel94 escribió:
    16 octubre, 2023 en 5:04 pm

    Interesante propuesta y punto de vista, el tiempo no vuelve y la zona de confort puede ser que te este ahogando sin sentirlo

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    Ainhoa escribió:
    16 octubre, 2023 en 6:58 pm

    Hola Meg, una historia muy real y que hace pensar. Un abrazo y suerte.

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    Artesanas de la palabra escribió:
    17 octubre, 2023 en 12:23 am

    Una historia tan real como la que nos está pasando a los argentinos, más allá de las ideas políticas qué bueno sería que alguna vez alguien pensara en la gente y en el país de la manera correcta, ayudar pero a su vez dar las posibilidades de aprender, crecer y salir adelante con trabajo, pero claro eso no se da porque la gente con ayuda social, sin educación es más fácil de manejar y dominar, triste muy triste realidad. Ya no existe el orgullo del trabajo y de lograr las metas con el esfuerzo personal.
    Saludos.
    PATRICIA F.

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      mireugen respondido:
      17 octubre, 2023 en 12:52 am

      Muchas gracias, Patricia. La cultura del trabajo, del esfuerzo para lograr recompensas, se está perdiendo. Es muy triste. Un abrazo

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    María Pilar escribió:
    17 octubre, 2023 en 2:15 pm

    Hola, Meg, un excelente relato que muy bien puede aplicarse a la realidad social de cualquier país en los que con las ayudas sociales se pretende tapar ineficacias e incompetencias. Son necesarias, pero no como un hábito que resuelva el no tener que trabajar de por vida. Los organismos que las dan, se lo tienen que mirar, pero parece que se quedan más tranquilos teniendo a la gente callada. Me ha encantado que traigas este tema. Ya ves que da para mucho.
    Suerte en el concurso.
    Abrazos.

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      mireugen respondido:
      18 octubre, 2023 en 1:07 am

      Hola, Pilar. Tal como dices, las asistencias son necesarias y para poder mantenerlas beneficiando a quienes realmente las necesitan, es que hay que cuidarlas y controlarlas.
      Un abrazo

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    Jorge Valín escribió:
    18 octubre, 2023 en 10:33 am

    Hola Mirna. Pienso que en cualquier país desarrollado, un escudo social para los más desfavorecidos es algo imprescindible: en primer lugar por justicia, pues hay que tener en cuenta que la oferta de trabajo siempre va a tender a estar por debajo de la demanda pues es algo que favorece la contención salarial y bien que se ocupan los poderes que domina el mercado laboral de que así sea, y obviamente algo tiene que comer esa gente; en segundo lugar porque les proporciona la base para poder formarse y salir de ese bucle de miseria; y en tercer lugar, y quizás más importante, porque impide que quienes que no tiene muchas veces ni que comer caiga en las garras de la delincuencia y la marginalidad, con todos los problemas que esta arrastra detrás. Es por tanto una medida que favorece a toda la sociedad, incluso a quienes no reciben esa ayuda directamente. Partiendo de la base de que este tipo de ayudas, desde mi punto de vista, son irrenunciables (y quien proponga eliminarlas no conoce o no quiere contar las tremendas implicaciones sociales que ello tendría), no es menos cierto que, aunque no de forma mayoritaria, hay quien abusa de ellas y esto favorece cierto clientelismo político que a algunos les interesa mantener. Una situación de emergencia social debe ser primero aliviada y luego resuelta para que en la medida de lo posible la necesidad de ayudas no se perpetúe en el tiempo más allá de lo razonable, partiendo de la base de que cierto nivel de ayudas públicas va a existir siempre. Insisto en cualquier caso que, como han comentado muchos compañeros, no se trata de eliminarlas sino de racionalizarlas. En ese sentido tu relato aporta un punto de reflexión interesante. Un abrazo.

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      mireugen respondido:
      18 octubre, 2023 en 11:45 pm

      Tal como dices, una situación de emergencia social debe ser aliviada y luego resuelta. El problema es cuando el alivio se hace crónico y luego se dan nuevas situaciones de crisis y vuelta a empezar. Muchas gracias por tu análisis tan concienzudo. Un abrazo

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    Rocío Cala escribió:
    19 octubre, 2023 en 8:42 am

    ¡Hola Mirna! Las ayudas sociales son muy necesarias pero es cierto que cuando son mal utilizadas acaban por convertirse en un problema en lugar de en un bien. Siempre hay alguien que abusa de ellas y esa parte debería de estar un poco más controlada porque al darle de manera continua a esa persona ayudas sin ton ni son, a lo mejor hay alguien que lo necesita que se está quedando fuera. Aparte de que esas ayudas son para solventar un momento de crisis, no para vivir de ellas. Pero hay gente que desgraciadamente se aprovecha de su existencia.
    Un saludo y suerte.

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      mireugen respondido:
      19 octubre, 2023 en 11:02 am

      Hola Rocío. Muchas gracias por tu comentario. Hay un dicho que dice: la culpa no es del chancho, es de quien le da de comer. Creo que aplica.
      Un abrazo

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    pmerchana escribió:
    19 octubre, 2023 en 10:02 am

    Hola, Mirna. Un relato real y social. Es un tema que da para mucho debate. Los gobiernos deberian ayudar a los más desfavorecidos siempre, aunque luego ya sabemos que otros se aprovechan de esto , porque hecha la ley hecha la trampa. Mucha suerte para tus personajes y para ti en el concurso. Un abrazo!!

    Pedro Merchán.

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      mireugen respondido:
      19 octubre, 2023 en 11:05 am

      Hola, Pedro. Yo deseo sinceramente que se encuentre una solución para quienes necesitan de la ayuda social. Un abrazo

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    Enrique Bravo escribió:
    19 octubre, 2023 en 12:35 pm

    Hola, Mirna. Demasiadas veces se cambian las reglas del juego a mitad de partido sin importar la cantidad de personas a las que se deja desasistidas, muchas de ellas sin posibilidades reales de remontar el vuelo. Un saludo y suerte en el concurso.

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      mireugen respondido:
      19 octubre, 2023 en 11:38 pm

      Hola, Enrique. Puede ser lo que vos decís. Pero a veces se desaprovecha el tiempo y la oportunidad que es tan importante.
      Un saludo

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    mensajedearecibo escribió:
    20 octubre, 2023 en 9:22 pm

    Bueno, Meg, al menos ahora no tienen excusas para no casarse. ¿No?
    Un relato muy bueno. Da que pensar.
    Que tengas mucha suerte en el concurso. Un abrazo.

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      mireugen respondido:
      20 octubre, 2023 en 9:26 pm

      Hola, Bruno
      No sé, estamos justo a dos días de las elecciones, no se sabe quién puede ganar. Así que… todo es un misterio en este momento.
      Un abrazo

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    Gabi C S escribió:
    22 octubre, 2023 en 6:35 pm

    Ha parido 4 contribuyentes. Habrá que ayudarla hasta que sean mayores. Tiene marido sin matrimonio, suponemos que trabaja, si le reducen no es tan grave.
    Pero bueno, más asistentas sociales y que cada uno aguante lo justo y si hay que li.par casas de ricos…
    abrazo y sierte

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      mireugen respondido:
      22 octubre, 2023 en 6:48 pm

      Gracias por pasar por Isla y dejar tu comentario.
      Un saludo

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    Lola escribió:
    22 octubre, 2023 en 8:38 pm

    Hola Mirna, un relato muy actual y que da para debate, es tan importante que se exija formación y / o trabajo a los que reciben las ayudas como que estás no varíen de forma radical con los cambios de gobierno. Un tema muy complicado. Muy bien planteado tu relato. Un abrazo!!

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      mireugen respondido:
      22 octubre, 2023 en 8:41 pm

      Hola, Lola
      Muchas gracias por tus palabras. Tienen mucho sentido. Y sí, es un tema complicado y difícil de ejecutar.
      Un abrazo

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    Pepe escribió:
    23 octubre, 2023 en 8:37 pm

    Eso digo yo, Mirna, ¿Y ahora qué? Pues por culpa de esas ayudas mal dadas mucha gente que lo necesita de verdad se queda sin nada, y lo peor es que el que sabe sabe sea cual sea la situacion, pero el que no…
    Genial relato, Mirna, me ha hecho pensar mucho.
    Un abrazo!

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      mireugen respondido:
      23 octubre, 2023 en 8:47 pm

      Hola, Pepe. Me alegra mucho lo que me dices, es un tema que me preocupa mucho. De hecho, se está viendo en el día de hoy el resultado de esas políticas… clientes para toda la vida. Se suprime la crítica.
      Un abrazo

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    lacasadeoctavio2660 escribió:
    24 octubre, 2023 en 1:07 am

    Hola. Una historia muy de actualidad que refleja algo que en muchos países se ha convertido en un grave problema.. mucha tela que cortar hay en esto. Excelente relato.. ¡Saludos!

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    JM Vanjav escribió:
    24 octubre, 2023 en 6:11 pm

    Hola, Mirna. Con tu relato has puesto en el tapete una situación que resulta bastante controvertida. Yo creo que el nivel de una sociedad es inversamente proporcional al de la miseria que tenga. Lo de ayudas y subvenciones son parches temporales, no soluciones, y si encima los beneficiarios se acostumbran a ello sin buscar otros recursos resulta que nos estancamos.
    Buen aporte al reto. Saludos y suerte.

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    La Pluma del Este escribió:
    24 octubre, 2023 en 8:45 pm

    Hola, Mirna.
    Y aquí se confirma el dicho: No me des el pescado, sino que enséñame a pescar. O «me das el pescado una vez. Si me das la caña, lo pescaré las veces que quiera».
    Un saludo y suerte en el concurso.

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      mireugen respondido:
      26 octubre, 2023 en 5:24 pm

      Totalmente de acuerdo, Pluma. Un abrazo y suerte.

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    noeliadelaflorruiz escribió:
    26 octubre, 2023 en 8:42 pm

    Es que los subsidios son para ayudar, no para parasitar. Pues luego vienen los lloros y echarse las manos a la cabeza.

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