La costura irrompible
Lidia tenía una máquina de coser. Se la había regalado su abuela, diciéndole:
─Todo lo que unas con esa máquina, se volverá irrompible.
Imaginen la cantidad de ideas que tuvo Lidia. Desde chica comenzó a coser las más variadas cosas: vestidos, muñecos, medias, bufandas, bolsos. Todos se volvían irrompibles.
Un día, su hermano Felipe le pidió que le cosiera una pelota de trapo para su amigo Matías, que no tenía plata para comprar una de cuero. Lidia lo hizo con tal arte que la pelota quedó preciosa.
Pero, ese día, Lidia cometió un error: cosió a la pelota un pedacito de su delantal. Y como se imaginarán, la costura fue imposible de descoser. Lo peor fueron las consecuencias que tuvo ese error: Lidia comenzó a sentir un amor inmenso por Matías. Sin embargo, él nunca se enteró, porque se fue a vivir a otra ciudad con su familia.
Pasaron algunos años. Entristecida por ese amor perdido, Lidia quiso deshacerse de la máquina y la arrinconó en el desván. Al notarlo, la abuela dijo:
─Toma esta tijera. Es la única que puede descoser una costura de la máquina. Ahora que sabes lo que hace, puedes decidir no usarlas más o usarlas con sabiduría.
Lidia tenía dieciocho años para ese entonces. Miró la tijera y pensó en ese sentimiento que aún conservaba. Y se dijo que lo pensaría muy bien, antes de hacer algo.
Unos días después, su hermano Felipe llegó a la casa con Matías, a quien había encontrado en un partido de fútbol. Matías se había convertido en futbolista porque esa pelota de trapo le había despertado una pasión inmensa que lo hizo jugar como nunca en su vida.
Al ver a Lidia, Matías sintió que esa mujer era muy especial y se lo dijo.
Lidia tomó, entonces, una decisión. Le pidió a Matías que le trajera la pelota de trapo con la excusa de que quería arreglarla ya que, después de tanto tiempo, dijo, necesitaría algunos puntos y parches. Matías volvió a la semana siguiente con la pelota. Ella la llevó a su cuarto y le descosió el pedacito de delantal que aún permanecía adherido. Inmediatamente, Lidia sintió un cambio en su interior. Se sintió liberada, tranquila, sin preocupaciones. Le entregó a Matías la pelota arreglada y él se fue contento, ya que sentía un profundo cariño por ese objeto.
Dicen en el barrio que, pasados unos meses, Matías volvió a ver a Lidia y se enamoraron.
La abuela le dijo a Lidia:
─Has comprendido algo muy importante. No podemos atar mágicamente a alguien a nosotros. Ya es hora de que le regale la máquina a tu prima.
(C) Meg
21 septiembre, 2019 en 8:46 am
Precioso, Mirna! Me ha encantado.
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21 septiembre, 2019 en 1:18 pm
Muchas gracias, Marta! Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
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15 octubre, 2019 en 4:56 pm
Me gusta la rapidez Y la decisión desenvolviendo la trama en este micro de encuentros y desencuentros. Por si fuera poco, moraleja incluída y reto cumplido. Gracias Mirna
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16 octubre, 2019 en 12:32 am
Muchas gracias, Luis! La rapidez a veces va de la mano de la limitación de extensión del concurso.
Un abrazo
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15 octubre, 2019 en 5:00 pm
Me gusta la rapidez y la decisión con la que vas desenvolviendo la trama en este micro de encuentros y desencuentros. Por si fuera poco, moraleja incluída y reto cumplido. Gracias Mirna
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19 octubre, 2019 en 7:51 pm
Precioso cuento con moraleja incluida! Gracias La máquina de coser de la foto es igualita a la de mi madre, que tantas cosas cosía y cose para la familia.
Un saludo compañera!
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19 octubre, 2019 en 9:29 pm
Muchas gracias, Araceli. En mi familia también hay una de esas. Es un tesoro! Un abrazo
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21 septiembre, 2019 en 9:04 am
Ojala existieran objetos mágicos que lograran hacer realidad nuestros deseos. Pero, por otra parte, un objeto así, en manos equivocadas, podría llegar a ser muy perjudicial para quien lo posee y para quien fuera el objeto de sus poderes. Mejor dejemos que la vida siga por los cauces naturales y que las cosas que hagamos las hagamos con nuetra propia habilidad y sabiduría.
Un hermoso cuento que, como cualquier fábula, da que pensar.
Un abrazo.
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21 septiembre, 2019 en 12:05 pm
Sí, Josep, es cierto. Ojalá existiera un objeto mágico, pero no brinda más satisfacción saber que ha sido uno quien se labró el porvenir? Que la vida siga su cauce como tú dices.
Un abrazo
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21 septiembre, 2019 en 9:25 am
¡Hola, Mirna! La verdad es que cuando pensé en este reto me vinieron a la cabeza varios compañeros a los que les venía como anillo al dedo. Uno de ellos eras tú. Tu imaginación y tu dominio del cuento tradicional eran apuesta segura. ¡Y vaya si lo has superado! Un objeto mágico en toda regla cuyo uso nos ofrece una lección. Como dice la abuela, las ataduras no son la mejor opción para conservar a las personas a tu lado.
Me encantó. ¡Reto superadísimo!
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21 septiembre, 2019 en 12:03 pm
Gracias, David! La verdad es que vi el reto y me movilizó de inmediato. Sí que conoces los bueyes con que aras. jaja
Un abrazo
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21 septiembre, 2019 en 10:35 am
Es en verdad un cuento encantador al uso de aquellos que escuchamos de niños, con una moraleja clara : Te enamoras sin condicionamientos, libremente.
Me ha gustado mucho, mucho.
Besos Mirna.
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21 septiembre, 2019 en 11:58 am
Muchas gracias, Francisco. Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
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21 septiembre, 2019 en 3:17 pm
Hermoso cuento, Mirna. Deberían regalarnos un objeto mágico ya en la canastilla de nacimiento. Nos sería muy útil en la vida. Un abrazo.
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21 septiembre, 2019 en 4:07 pm
Sí, Carmen. Creo que todos lo tenemos, para algunos será el corazón, para otros la mente. Pero el objeto más mágico de todos creo que es la esperanza.
Un abrazo
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21 septiembre, 2019 en 7:56 pm
Qué bonito Mirna, un cuento con moraleja incluida, queda todo dicho con ese trocito de delantal. A tu protagonista le irá bien tal vez, pero cuantas personas fracasan y se frustran en el intento. Un beso compañera.
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21 septiembre, 2019 en 8:39 pm
Muchas gracias, Eme! Creo que la protagonista se jugó al cortar esa costura. Le podía ir bien o mal, pero no se quedó con la atadura.
Un abrazo
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22 septiembre, 2019 en 12:10 pm
Como ya nos tienes acostumbrados, querida Mirna, vuelves a compartirnos un hermoso micro con un mensaje francamente entrañable y que nos hace conscientes de que el amor es el sentimiento más sublime del ser humano y como tal, no entiende de egoísmos, pertenencias o ataduras.
Una gran lección de vida para nuestro autoaprendizaje y crecimiento personal. Además lo has escrito con mucha coherencia e hilvanando bien la historia con esa prodigiosa máquina de coser. 😉
Un abrazo.
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24 septiembre, 2019 en 11:33 pm
Hola, Estrella! Muchas gracias por tus palabras. Si bien es un tema algo trillado, me gustó la idea de esa máquina que cose cosas imposibles. Tal vez la haga seguir cosiendo, me quedé con las ganas de contar algunas cosas más.
Un abrazo
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22 septiembre, 2019 en 12:11 pm
¡Hola Mirna!
Si es que el Amor con mayúscula ya tiene suficiente carga mágica para que no andemos haciendo nudos y lazos con él, como bien dijo la abuela. Que no se pueden forzar los sentimientos, es la lectura que hago.
Besos
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24 septiembre, 2019 en 11:31 pm
Hola, Isabel! Bienvenida al blog. Muchas gracias por tu comentario. Es cierto, cuánto más valor tiene algo que se consigue naturalmente. Un abrazo
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27 septiembre, 2019 en 5:12 pm
Mirta, queda patente tu dominio del lenguaje y una portentosa imaginación. Un abrazo literario,
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27 septiembre, 2019 en 9:56 pm
Muchas gracias, Lola. Me ruborizan tus palabras.
Un abrazo
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2 octubre, 2019 en 8:32 am
¡Qué bueno es tener alguien en la vida que nos guíe! La abuela de la protagonista era un mujer sabia pero, como los buenos maestros, no le regaló el conocimiento a Lidia sino que permitió que fuera ella, con sus aciertos y fracasos, quien tomara la decisión correcta.
Un relato encantador. Mágico.
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2 octubre, 2019 en 10:07 am
Gracias, Bruno. Es cierto, lo bueno de la abuela es que le permitió aprender y equivocarse. Finalmente Lidia tomó la decisión correcta. Muchas veces nos olvidamos que se aprende más de un error. Le decimos a nuestros hijos qué deben pensar, pero a medida que crecen hay que se pacientes y esperar a que ellos vayan aprendiendo.
Un abrazo
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2 octubre, 2019 en 11:44 am
Qué bonito cuento, Mirna. Y todavía mejor la moraleja que nos deja después de leerlo.
Las enseñanzas de nuestros mayores, las mejores.
Un beso.
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3 octubre, 2019 en 9:57 am
Gracias, Irene! Me alegra que te haya gustado. Un abrazo
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4 octubre, 2019 en 9:56 pm
Me ha encantado, muy buena historia ¡Cuánto se puede aprender de los cuentos y sus moralejas! El amor no debe ser algo por lo que hay que sufrir sino aquello que nos haga disfrutar cada instante con esa persona que amamos. La abuela es una sabia.
Saludos
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5 octubre, 2019 en 12:13 am
Muchas gracias, Yeskan! Me gustan las enseñanzas de los abuelos, tienen una ternura especial.
Un abrazo
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16 octubre, 2019 en 2:52 am
Excelente cuento. Imaginar como una costura puede convertirse en una arma tan poderosa es fascinante. Tan bien la fluidez del cuento, uno se siente como en familia. Felicidades!!!
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16 octubre, 2019 en 10:12 am
Muchas gracias, Morgan. Me alegra que te haya gustado.
Un abrazo
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20 octubre, 2019 en 9:21 am
Precioso cuento con moraleja incluida! La máquina de coser de la foto es igualita a la de mi madre, que tantas cosas cosía y cose para la familia.
Un saludo compañera!
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